AMANECER

Si la vida es cuanto puedes darle y de verdad le amas por encima de todo, ¿por qué no entregársela?
“La vida es un asco y encima te mata”.
Sí, vale, no tendré esa suerte. Jacob Me sentí…

Bueno, no sé cómo me sentí. Aquello no parecía real.
Tenía pinta de ser la versión gótica de un culebrón de los malos, pero en vez de ser el empollón marginado del instituto a punto de pedirle a la jefa de las animadoras que sea su pareja en el baile de graduación, yo era el tipo que había quedado segundo, el hombre lobo que iba a pedirle a la esposa del vampiro que nos arrejuntásemos para procrear. Guay.Jacob

- ¿Te enfadarías mucho conmigo si mato a tu hermana, Seth? - Bueno, probablemente, sí. Jacob y Seth - ¡Venga, Bells! Yo también le gusto a Nessie (…) - ¿Le has puesto a mi hija de apodo el nombre del monstruo del Lago Ness? -chillé Y después le salté a la garganta Bella y Jacob Me sorprendió la facilidad con que los vampiros aceptaron a Jacob. (…) Su trato con él se asemejaba al trato que la gente a la que no le gustan los animales dispensa a la mascota de sus amigos. Di lo que quieras, pero tengo muy claro que Drácula Uno y Drácula Dos son espeluz-taculares. Jacob Adiós, Jacob, hermano mío…, hijo mío… Edward

-Te seguiré adonde quieras si sobrevivimos a esto, mujer.

- A buenas horas me lo dices… Garret a Kate Yo soy su padre; no su creador, no, soy su padre biológico Edward Si aquel experimento tenía éxito y Bella vivía, Edward no iba a ser capaz de despistarla de ese modo, pues ella tendria unos sentidos tan agudos como los suyos. Deberia hacer un esfuerzo para ser mas sincero.

Los labios de Edward se curvaron, luchando por contener una sonrisa.

Bella apuró sin pausa unos cuantos tragos más con la vista fija en la ventana, sin mirarnos. Lo más seguro es que fingiera que no estabamos alli.

O tal vez solo yo, pues era el único del grupo que encontraba censurable su conducta y lo mas probable es que ellos las estuvieran pasando canutas para no arrancarle el vaso de las manos.

Edward puso los ojos en blanco. Caramba, ¿cómo podía alguien vivir con él? ¡Qué lástima que Edward no le pueda leer los pensamientos a su esposa!

Entonces, él daría la murga contándoselos a todos y ella no tardaría en acabar harta y dejarle. Edward soltó una risilla entre dientes. (…) Guay, ahora era el bufón de la corte. Jacob